miércoles, 26 de octubre de 2011

Hard drugs!

Me levanté una mañana y todo había cambiado, las hojas ya no estaban verdes, el tiempo ya era frío. Mis sonrisas ya no estaban y tu te habías ido. Así, como si nada me encontraba sola, en una jungla de asfalto donde las nubes me mordían, me perseguían. Donde nunca salía el sol y la lluvia no caía. Te busque por los rincones de los callejones de mi vida y todo lo que encontré fue nuestra cama, vacía y fría. Me metí en ella, reencontrándome con tu olor, buscando un calor inexistente que ahuyentara mi dolor, que me alejara del oscuro abismo. Y allí pasé las horas, hasta convertirlas en días. 
Vinieron los meses y las estaciones a buscarme pero les cerré la puerta gritándoles, exigiendo esa soledad a la que tanto temo pero que me abraza, me arrulla las noches y me calma los días. Hasta que una mañana de verano vinieron ellos a buscarme, me arrancaron del delirio en el que vivía y me arrojaron a la vida. 
Juro que hubo un día en que me convencí de que ya no existías, me olvidé de ti, te extirpé de mi vida. Pero las bromas del destino vinieron a buscarnos, para llevarnos al mismo lugar y al mismo día.

Y ahora ya no sé que hacer, ni si saldré viva. Eres para mi una droga, y demasiado dura.

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